“Retrato de Gustavo Villapalos”
En el “Retrato de Gustavo Villapalos, Decano de la Facultad de Derecho” (1989), se ha procurado jugar con cuadrados, más o menos evidentes, dentro de un todo que es, a su vez, otro cuadrado. El conjunto de la figura está inscrita en un primer cuadrado imaginario: la distancia desde el borde izquierdo del pelo hasta el extremo derecho del libro negro es la que correspondería a aquél, inscrito diagonalmente en el cuadrado constituido por el formato completo del cuadro, de modo que coincidiría con la distancia desde la mitad del borde superior a la de la mitad del lado vertical derecho del formato del cuadro. El resto del contorno de la figura se ajustaría aproximadamente a líneas perpendiculares a ese primer lado del cuadrado inscrito, que se desplazaría, abandonando el centro común, hacia la izquierda y abajo. MÁS >
Siguiendo esa lógica, las cuerdas que sujetan la garra de ave y alguna hoja en el cuadrante superior derecho coincidiría con el tercer cuadrado inscrito (el segundo quedaría sin usar). El cuadrado delimitado por las bandas blancas dentro del libro negro lo haría con el cuarto, mientras el cuadrado conformado por la puñeta de fino tejido belga sería equivalente al quinto. Todavía la insignia del pecho, cruz de caballero del Imperio Británico concedida al entonces Rector de la Universidad Complutense, reproduce la forma cuadrada reiterada por todo el cuadro, y su centro coincide con la diagonal del cuadrado “madre”, el formato total del cuadro.
Más allá del mayor o menor éxito en estos juegos, parece razonable señalar que este tipo de reiteraciones deben ser lo suficientemente sutiles como para que pasen desapercibidas, pues si se hacen evidentes restan naturalidad e incluso unidad al conjunto. Se ha procurado esto por medio de la ruptura de los bordes, de modo que no “abusen” del recuerdo de una línea continua que evidenciara el cuadrado, en el caso de la figura humana y el contorno de la garra, e interfiriendo el cuadrado del libro con la mano. Al hacer coincidir el borde de la puñeta con el del marco, ese cuarto lado del cuadrado de la manga se escamotea. Así, la forma cuadrada sólo aparece evidente en la cruz, pero en ésta, la línea de los lados no es recta, sino una curva cóncava. Esto, unido a la abundancia de brillos que la integran distrae al espectador de la forma matriz. Por último, a todo ello se ha procurado añadir, junto a la variedad de tamaños ya referida, una alternancia de colores, tonos y texturas en los sucesivos cuadrados.
Al margen de la inscripción de la cruz de Caballero del Imperio Británico (“For God and the Empire”), que muestra el retratado en el pecho, en el cuadro aparecen otros textos de tamaño muy reducido, aprovechando pequeños espacios de la superficie para añadir detalles cómplices. Así, en la banda blanca más ancha de las dos que atraviesan el lomo negro del libro que sujeta el decano, perteneciente a la benemérita colección de libros de arte Noguer-Rizzoli (ampliamente rastrillada en este trabajo), donde aparece el nombre de la misma se decidió, de común acuerdo, cambiar esta marca por algo que pudiera servir de lema, así como una referencia a la edad del retratado. El señor Villapalos eligió Semper idem, “Siempre el mismo”. La edad, 41 años entonces, aparece entre sus dedos en cifras romanas. No contentos con esto, se incluyó en la parte inferior derecha del cuadro, sujeta en la pared, una cartela, casi imperceptible, donde se reproducen en latín, ligera pero decisivamente variados, dos versos de Marcial que, una vez convenientemente modificados, señalan que “Siempre fue propio de pintores y rectores atreverse a cualquier cosa”, en referencia al peculiar cuadro realizado para la colección de retratos de decanos de la Facultad de Derecho.
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1 Sánchez Dávila, N, Escolios a un texto implícito, p.320.