“Naturaleza muerta”
En “Naturaleza muerta” (1998) se hace uso de las posibilidades de los reflejos de ventanas para sugerir un juego misterioso sobre las superficies de cristal. Este efecto resulta llamativo sobre un gran frasco de cristal relleno de flores amarillas y pétalos rojos, dentro de una composición en la que los objetos se disponen a ambos lados con una cierta semejanza a como se comportan las fugas de los edificios dispuestos a ambos lados de una calle vista desde su centro.
En “Naturaleza muerta” (1998) se hace uso de las posibilidades de los reflejos de ventanas para sugerir un juego misterioso sobre las superficies de cristal. Este efecto resulta llamativo sobre un gran frasco de cristal relleno de flores amarillas y pétalos rojos, dentro de una composición en la que los objetos se disponen a ambos lados con una cierta semejanza a como se comportan las fugas de los edificios dispuestos a ambos lados de una calle vista desde su centro.